La reciente imposición de aranceles a importaciones provenientes de países sin tratado comercial, como China, podría representar un punto de inflexión en la dinámica del comercio exterior de México, consideró la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco CDMX).
José Gerardo Tajonar Castro, vicepresidente de comercio exterior del organismo, señaló que la medida va más allá de un ajuste fiscal y responde a un contexto regional marcado por la integración económica con Estados Unidos y Canadá. En su opinión, el incremento arancelario busca atender presiones estructurales dentro de la relación comercial de Norteamérica.
Durante años, explicó, diversos sectores empresariales operaron bajo modelos de negocio basados en la importación de insumos asiáticos de bajo costo, lo que permitió rentabilidad en el corto plazo, pero generó una alta dependencia externa y debilitó cadenas productivas nacionales.
Con el nuevo entorno geopolítico y fiscal, añadió, este esquema enfrenta mayores restricciones. En ese contexto, el Congreso mexicano aprobó incrementos arancelarios que oscilan entre 35% y 50% en más de mil 400 fracciones arancelarias correspondientes a productos originarios de países sin acuerdos comerciales con México, entre ellos China, Corea del Sur, India, Rusia, Tailandia y Turquía.
Desde la perspectiva de la Canaco CDMX, la medida no constituye un acto aislado de proteccionismo, sino una estrategia alineada con las políticas comerciales de Estados Unidos y Canadá, particularmente ante la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) prevista para 2026.
Uno de los objetivos centrales, explicó Tajonar Castro, es atender las preocupaciones de los socios comerciales de México respecto a la triangulación de productos asiáticos hacia Norteamérica. En este sentido, el endurecimiento arancelario sobre sectores como acero, aluminio, textiles y manufacturas busca reducir prácticas que han afectado la competitividad de la industria nacional.
El aumento de costos logísticos y arancelarios ha dejado de ser una condición temporal y se ha convertido en una barrera estructural para la importación desde Asia. Como resultado, las empresas cuya competitividad depende exclusivamente del bajo precio de insumos importados enfrentan mayores dificultades para mantenerse en el mercado.
Este escenario, indicó, abre un espacio para la industria nacional, aunque también plantea retos importantes. La sustitución de importaciones requerirá una reconversión productiva, inversión en tecnología y acceso a financiamiento, especialmente para las pequeñas y medianas empresas.
De acuerdo con el representante empresarial, las grandes cadenas de suministro en sectores como el automotriz, electrodoméstico y aeroespacial priorizan cada vez más el origen regional de los insumos, no solo su precio. El cumplimiento de reglas de origen se ha vuelto un factor clave para mantener el acceso preferencial al mercado norteamericano.
Finalmente, advirtió que la aplicación de aranceles sin una política industrial complementaria podría traducirse en presiones inflacionarias. No obstante, sostuvo que, con un acompañamiento adecuado, las barreras comerciales pueden funcionar como un mecanismo para fortalecer la industria mexicana y su integración en las cadenas productivas regionales.
Fuente: Forbes México



